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LA CAÑA EL FACTOR OLVIDADO POR CASI TODOS EN LAS INUNDACIONES DE VALENCIA

El cambio climático extrema fenómenos meteorológicos como la “Gota Fría”, DANA… si a esta circunstancia, generada por la acción humana le añadimos otros factores provocados por los seres humanos, tenemos todos los ingredientes para la “tormenta perfecta”. Las tormentas extremas que han asolado Valencia la pasada semana no son un hecho aislado, son uno de los muchos casos que se vienen repitiendo desde hace años, concretamente el 14 de octubre de 1957, cuando, a raíz de un fuerte temporal, se produjo un aumento repentino del caudal que provocó el desbordamiento del río Turia en la capital valenciana, donde tenía su desembocadura. En dos riadas consecutivas, separadas por doce horas entre medias, el agua lo inundó todo. Después de esto, el río Turia fue desviado artificialmente, como forma de resolución del problema. ¿Hasta qué punto trasladó una parte del problema en lugar de resolverlo? Otros elementos humanos destinados a “domar el agua” son las torrenteras y canalizaciones. Los primeros, ocupados por tierra y restos sobre los que va creciendo vegetación; los segundos, generando un tobogán acelerador del agua… ¿y en los cauces naturales y en las zonas antes inundables?: construcciones por doquier y puentes con escaso vano que colapsarán o harán de presa cuando la vegetación, tierra y “deconstrucciones” del río arriba lleguen a ellos. La caña común fue un factor clave en el desarrollo de los hechos y en el agravamiento de las consecuencias, también en el papel jugado por estas hubo un precedente en 1957… entonces no se acometió el control de esta especie invasora, y hoy ya es incontrolable.

67 años después volvió a ocurrir la tragedia en la misma provincia. Lluvias intensas a consecuencia de una gota fría, con casi 500 litros por metro cuadrado en horas… Cambio climático, ocupación de cauces naturales, canalizaciones e incremento espectacular de los elementos susceptibles de ocupar, hasta colapsar, la evacuación de agua. Cauces, torrenteras y ramblas ocupadas, además (en la zona seca… hasta que deja de serlo) por casetas de aperos e incluso plantaciones de huerta, y lo peor de todo: decenas de miles de plantas de caña. Esta especie invasora, plantada hace años para los cultivos agrarios y luego abandonando su uso, crece libre y sin control, sin que nadie contribuya a su extracción (crecimiento que, al menos entonces, era retenida por los mismos agricultores que la introdujeron). Estas cañas junto a las riberas de los ríos y en la ligera capa de tierra de los cauces secos de tormentas y ramblas fueron fácilmente arrancadas en un primer momento de la avenida, arrastradas hasta provocar grandes atascos, bloqueando muchos puentes y otras infraestructuras en su camino hacia el mar… Cañas y troncos flotantes (demasiados coches, muchos aparcados también en las ramblas y áreas de inundación “natural”), contribuyeron a taponar numerosos huecos de puentes y alterando "riberas", contribuyendo a la catástrofe en 1957 y multiplicando todavía más su participación esta vez, en 2024.


Arundo Donax (Caña común)

La Arundo Donax, más conocida por caña común, es una especie invasora originaria de Asia y, dado que su hábitat actual no es el original, su plumero, que es la parte de la planta que permitía la reproducción de la caña, ya no le es útil para su propósito. Las cañas se caracterizan por ser unas plantas extremadamente peligrosas debido a su alta capacidad para la invasión de suelos, especialmente los degradados. Al producir gran cantidad de sombra, impiden el crecimiento de otras especies vegetales en las áreas donde se encuentra la caña, generando áreas de escasa biodiversidad que propician el surgimiento de plagas como las ratas. Además, modifica el flujo de los ríos, generando un riesgo para las inundaciones. También, consumen gran cantidad de agua y la evaporan, lo que representa un serio desafío para los ríos de escaso caudal que acaban dejándolos secos.

Las cañas se reproducen a través del rizoma, las raíces que se encuentran bajo la tierra. El rizoma es el órgano de reserva de la caña y tiene la capacidad de crecer a una rapidez asombrosa y, además posee la habilidad de rebrotar después de un incendio. Inicialmente se comenzó a quemar las cañas como modo de extracción, pero solo se logró agravar las situaciones ya que el rizoma resistía bajo tierra sin quemarse y después resurgía con mayor fuerza debido a las cenizas. Tras esto, empezó a implementarse el método de las coberturas con lonas negras para eliminarlas por completo mediante ocultación por zonas (pero cuando un rizoma emerge de un cañaveral y se desplaza por el curso del río, posee la habilidad de ocupar un nuevo territorio fuera del área de ocultación).

El procedimiento actual, y que mejores resultados aporta, cosiste en triturar las cañas y los rizomas, después cubrir el suelo con plásticos o lonas de color negro para prevenir que la luz alcance la caña (durante el verano se incrementa la temperatura dentro del plástico, lo que propicia la muerte del rizoma). Las cañas se desbrozan principalmente con maquinaria y, en los sitios donde las máquinas no pueden llegar, se extraen a mano. Una vez que se han extraído del terreno, se trituran y lo que queda en el suelo. De esta forma, no sólo se extraen las cañas, sino que también se eleva un poco la tierra para poder arrancar también el rizoma. Una vez que se ha extraído el rizoma, se reviste la superficie con plásticos o tejidos de color negro para prevenir que la luz llegue. Al cabo de aproximadamente un año, se retiran los plásticos y se reubican especies nativas para prevenir que las cañas u otras especies invasoras vuelvan a aparecer en el terreno que ha sido removido y expuesto.

No obstante, esta opción tampoco ha conseguido un éxito total, además de generar nuevas incertidumbres acerca de su apropiación paisajística y medioambiental, ya que requiere el uso de grandes cantidades de lonas de plástico, un material inadecuado. Cada vez más, las cañas llenan los lechos y las riberas de ríos y barrancos de Valencia (y de otros territorios y regiones como Galicia, Murcia o Andalucía, donde también se las usó y luego abandonó por la agricultura… en el primer caso en la viticultura especialmente), suplantando en su crecimiento a otras especies vegetales nativas y más favorables para la biodiversidad, especies que no se desarrollan como deberían debido a la intensa y ventajista competencia de este vegetal invasor y exótico. Los esfuerzos (casi siempre aislados e inconexos) por parte de las Administraciones para eliminar los cañaverales no logran los resultados esperados. La falta de continuidad y la falta de priorización de áreas de actuación son los principales responsables de ello.

Muchos discuten el enfoque de tratar un problema medioambiental con algo que podría generar otras complicaciones, comenzando por el daño estético causado por miles de metros de plástico negro que cubren lechos y riberas de ríos, y añadiendo el peligro de que una riada se lo lleve por delante hasta depositarlo en el mar, donde ya se acumula tanto plástico. Y tampoco se puede pasar por alto el riesgo de que el plástico entre en contacto con corrientes de agua (que posteriormente llega a los grifos de las viviendas) termine contaminándola, tal como nos alertan frecuentemente los científicos sobre las elevadas concentraciones de microplásticos en los alimentos y bebidas que consumimos.

La Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) ha intentado establecer los límites de sus obligaciones en la lucha contra la caña común. En un comunicado reciente sostenía que en los años recientes ha realizado una inversión histórica de casi cinco millones de euros al año para la preservación, conservación y restauración de los cauces de la zona. Sin embargo, dado que es una especie exótica invasora, indica que "la competencia para eliminar estas invasoras exóticas, corresponde a la Generalitat Valenciana", la cual debe autorizar acciones de control de estas especies. Por otro lado, indica igualmente que "la competencia para prevenir incendios recae en la Generalitat Valenciana y, si se requiere intervenir en un cauce, que es dominio público hidráulico, la CHJ autorizará tal intervención sin poner ninguna objeción", detalla la confederación.

Respecto a sus obligaciones, la CHJ resalta que "únicamente se encarga de erradicar la caña común cuando esta necesite ser reemplazada por vegetación autóctona de la ribera". Esto se debe a que la meta del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico es lograr una adecuada condición de los ríos, no la supresión de cañas o la prevención de incendios. También señala que "a veces, y conforme a una serie de criterios técnicos establecidos por la Directiva Marco del Agua, la existencia de cañas y la ausencia de las especies autóctonas implican un deterioro hidromorfológico del río", siendo en estas situaciones cuando la CHJ aparece.

Frente a este argumentario sobre las obligaciones, la Consellería de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica responde con firmeza que "la responsabilidad de limpiar los cauces de los ríos recae en la Confederación Hidrográfica del Júcar". Indica que la Generalitat asume sus responsabilidades y que en la actualidad está llevando a cabo 20 proyectos puntuales a lo largo de todo el territorio valenciano, en cooperación con los ayuntamientos y las confederaciones de agua. Sin embargo, "son ellos los que evalúan el riesgo si se presenta una avenida de agua, y su responsabilidad es actuar, no debe estar sujeto a la iniciativa de la consejería". Comprende que, "si ellos identifican una especie invasora en los cauces, nadie les obstaculiza que intervengan, ellos son los gestores de estos espacios". Por lo tanto, solicita a la confederación que "no entrelace sus obligaciones de conservación de los cauces con la lucha contra especies invasoras ni con la planificación para prevenir incendios".

¿Les suena de algo la batalla dialéctica entre partidos y la descarga de responsabilidades? Lo narrado sobre las posturas encontradas y divergentes de Confederación y Generalitat es anterior a la catástrofe. ¿Se mantendrá esa línea de escasa acción, falta de cooperación entre administraciones y atribución de responsabilidades a terceros… tras la catástrofe y el descontento social generado por esa misma razón?

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