El chantaje antiecológico de la UE en África
Al
mismo tiempo, la Unión Europea bloquea las propuestas de países
africanos para luchar contra la proliferación de «dispositivos de
concentración de peces» (DCP), cuyo uso por los pescadores
franceses y españoles se ha disparado con fuerza en los últimos años, a
pesar de que estas balsas artificiales desplegadas a gran escala pero en
total opacidad contribuyen no solo al colapso de poblaciones de atún,
sino también al de todas las especies marinas. Como
era de esperar, la Unión Europea, monopolizada por los lobbies
industriales, también se opone a la transparencia de datos relativos a
los DCP, independientemente de que versen sobre su cantidad, su geolocalización o sus dueños.Además,
y lo que es más importante aún, la Unión Europea se niega a aceptar las
prohibiciones (temporales o espaciales) de los DCP en el océano Índico,donde
las poblaciones de atún están en peor estado, aunque tales vedas
existen —en aras de conservación— en todas las demás organizaciones de
gestión de atún en las que opera la UE.Las cerqueros atuneros franceses y españoles capturan ya más de 90 % de sus volúmenes gracias a los DCP. [5] El
97 % de las albacoras —una especie considerada sobreexplotada desde
2015— capturadas en el entorno de los DCP son alevines y, por lo tanto,
nunca se han reproducido. [6]
La
postura de la UE que destacamos en este informe va más allá de las
«incoherencias» tradicionales que caracterizan los objetivos
contrapuestos de ayuda al desarrollo frente a la maximización de
beneficios comerciales. A
través de este documento, denunciamos una estrategia bien planificada
por la UE y sus grupos de presión industriales para condenar a las
naciones de África y del océano Índico a seguir siendo economías de
subsistencia.Peor
aún, denunciamos la posición inaceptable de la UE al utilizar la
suspensión de fondos de ayuda al desarrollo como una amenaza para
impedir el progreso medioambiental. La UE en contradicción con sus objetivos de ayuda al desarrollo
BLOOM se opone frontalmente a la malsana connivencia que existe entre autoridades públicas y lobbies privados, sin duda una de las causas principales —si no la principal— de la destrucción del medioambiente, del equilibrio económico entre naciones y de la confianza en la democracia.
Superar la corrupción moral e institucional es posible. Las
delegaciones atuneras no están restringidas por las reglas de la CAOI o
de la UE, puesto que los Estados miembros cuentan con la facultad de
determinar su composición. [7] No
obstante, nuestro estudio y el QatarGate, que sacudió el Parlamento
Europeo y que la policía federal belga reveló a partir de una
investigación sobre la corrupción en el sector de la pesca (estaban
siguiendo el dinero de un acuerdo de pesca entre Marruecos y la UE),
demuestran la
urgente necesidad de adoptar normas éticas para poner fin al profundo
daño que están ocasionando los intereses industriales a la democracia.
Los grupos de presión no son ineludibles
Nuestra
segunda parte de la serie "TunaGate" plantea la cuestión de hacia qué
modelo queremos avanzar. Para empezar, las autoridades públicas que
representan al medioambiente deberían dirigir todas las negociaciones y
todos los procesos reglamentarios que impliquen a los recursos
naturales, con total transparencia y rendición de cuentas. Todo plan de
explotación debería sopesar los beneficios sociales sin dejar de
minimizar su impacto medioambiental. Los
países africanos deben aprovechar la oportunidad de remodelar el acceso
a sus propios recursos, que hasta ahora solo ha beneficiado a
minoristas y conglomerados industriales de Europa y otros países desarrollados. Dirigimos hoy a la Comisión atunera del océano Índico un correo para pedirle que adopte normas éticas que
prohíban a los industriales formar parte de las delegaciones oficiales
de los países negociadores, que limiten su acceso a las negociaciones,
que garanticen una mejor representación del interés general durante
ellas y que aseguren un equilibrio en el tamaño de las delegaciones.
Además, pedimos a la Comisión Europea, a Francia y a España que adopten
normas estrictas que permitan poner fin a la mezcla de géneros que
conduce a la destrucción de la naturaleza, del clima y de las economías
del Sur.Por
último, BLOOM también solicita a la Comisión Europea, en virtud del
derecho de acceso a los datos públicos con total transparencia, la
identidad de todos los miembros que participaron en las delegaciones
negociadoras de acuerdos de pesca para todos los países de África y del
océano Índico. Asimismo,
también le solicitamos a Francia una lista exhaustiva de los miembros
del grupo de presión más opaco de todos: la UAPF, l'Union
des armateurs à la pêche de France («Unión de Armadores Pesqueros de
Francia»), así como una lista exhaustiva de su participación en
cualquier organismo o reunión oficial. |
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