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El reciclaje químico no es una solución para la contaminación plástica

Las industrias del petróleo, gas y petroquímico presentan el reciclaje químico como la solución a la crisis de la contaminación plástica. Argumentan que estas tecnologías superarán los fracasos actuales del reciclaje de este material, permitiendo así una economía circular. Sin embargo, la evidencia muestra que este procedimiento no es una solución viable para el problema del plástico, pues conlleva una serie de problemas técnicos, económicos y medioambientales. Así, lejos de ser una solución prometedora, se traduce en una maniobra de despiste, es decir, una distracción. Son datos de un informe de GAIA llamado “Reciclaje químico: Una distracción, no una solución”. Según el informe, el reciclaje químico suele referirse a las tecnologías que usan una combinación de calor, presión, oxígeno menguado, catalizadores, y/o solventes para convertir plástico usado en combustible o insumos para crear un plástico nuevo. Aunque el término “reciclar” sólo debería referirse a los procesos que convierten el plástico en más plástico, la industria petroquímica también utiliza el término “reciclaje químico” para referirse a estos procesos que producen combustible. Por su parte, Claire Arkin, coordinadora de comunicaciones de GAIA, indica en un artículo que este término será utilizado por la industria para referirse en realidad al plástico como combustible, donde los residuos se convierten nuevamente en un combustible que es quemado posteriormente, liberando gases de efecto invernadero. Además, recuerda que los residuos de este tipo contienen una gran cantidad de toxinas y, al aplicar temperatura, el plástico libera otra mezcla tóxica, como monóxido de carbono, CO2 y dioxinas. Como gran parte del reciclaje químico está generando combustibles sucios en lugar de plástico nuevo, quemar estos combustibles también constituye un gran problema para la salud. El informe de GAIA enumera los serios problemas que causa este tipo de reciclaje, ya que: libera químicos tóxicos al medio ambiente, ya que estas sustancias son liberadas al medio ambiente a través de emisiones y residuos tóxicos; produce una gran huella de carbono, pues los procesos consumen mucha energía y requieren fuentes externas; no se ha comprobado su eficacia a gran escala, siendo las tecnologías basadas en solventes menos desarrolladas en comparación con la pirólisis y la gasificación; no puede competir en el mercado pues la industria tiene antecedentes de grandes fracasos; y no tiene cabida en la economía circular, pues la mayoría de las operaciones queman los productos como combustible y, aún con la tecnología más avanzada, una cantidad muy limitada del residuo plástico se convierte en plástico nuevo. Por todos estos motivos, se concluye que “se pueden encontrar soluciones mucho más maduras y viables en las estrategias que promuevan sistemas basuras cero, que se centran en reducir la producción y el consumo del plástico”.

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