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Cuarta jornada COP25: el foco puesto en el sector agrario y forestal

Cuarto día de la Cumbre Mundial por el Clima y nuevas presentaciones de informes que confirman el empeoramiento del cambio climático.

Germanwatch presentaba este día un documento anual, el Informe Anual de Índice de Riesgo Climático 2020. En dicho informe la organización no gubernamental alemana, clasifica los países según su vulnerabilidad a los fenómenos meteorológicos extremos, a los que no sólo los países más pobres de ven afectados. Tanto es así, que Japón es el que más ha sido golpeado por estos fenómenos en el 2018, así como Alemania y Canadá que también sufrieron grandes pérdidas. El documento refleja el creciente daño causado por las olas de calor, por lo que los científicos constatan que el cambio climático está empeorando.

También el IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático), han presentado el Informe Especial sobre el Estado del Océano y la Criósfera en un Clima Cambiante, del que ya hemos destacado algunos aspectos en un post anterior de nuestro blog.

En paralelo, en la cuarta jornada de la COP25 se centraba el foco de interés en la cadena de valor agroalimentaria y el sector forestal.

La amenaza a los bosques

En la actualidad, los bosques se encuentran amenazados, sobre todo por los incendios forestales y por la urbanización descontrolada, a pesar de su valioso papel ecológico tanto a la hora de conservar la biodiversidad como de actuar en calidad de depósito de carbono.

Durante esta jornada, fueron varias las entidades y colectivos que debatieron sobre estas cuestiones.

Los bosques son protectores del agua y el suelo y además representan estratégicos depósitos de carbono que ofrecen un apoyo natural contra la crisis climática, al mismo tiempo que protegen frente al abandono rural. Defienden los expertos, que en la bioeconomía, la madera es una gran “arma” para luchar contra el cambio climático, y que en ocasiones es olvidada porque la energía acapara toda la atención de la lucha contra el cambio climático. El objetivo de la bioeconomía es sustituir en todos los ámbitos las materias primas no renovables por las que si lo son, y que además se caracterizan por ofrecer una huella de CO2 mínima (en el caso de la madera, genera 100 veces menos emisiones que la manufacturación del aluminio).

El papel de los bosques como “sumideros de carbono” (en España los bosques son los responsables de absorber el 11% de las emisiones de gases de efecto de invernadero) en una situación de cambio climático y su capacidad de preservar la biodiversidad, dependen directamente de la capacidad para conjugar usos y aprovechamientos forestales que ofrezcan variedad de paisajes.

Los mercados de carbono

Con este marco, movimientos sociales por la justicia climática y asociaciones indígenas han explicado en la cuarta jornada de la Cumbre, que los mercados de compensación de carbono “no ayudarán a aumentar la ambición ni a mitigar los efectos del calentamiento global”. Destacan que no hay tiempo para “soluciones ridículas o perder la oportunidad de mantenernos por debajo de los 1,5 grados de aumento de temperatura del planeta”.

Las organizaciones han presentado un informe para “desmitificar estos mecanismos” y han lanzado una petición para rechazarlos, firmada por más de 140 organizaciones, denunciando el Artículo 6 que se incluiría en el Acuerdo de París, “un punto clave en la mesa de negociación en esta Cumbre del Clima, que daría carta blanca a los gobiernos para seguir contaminando”. Destacan en el informe, que con la tasa actual de emisiones a nivel mundial, se agotará el presupuesto de carbono para mantener el aumento de la temperatura por debajo de 1,5 grados antes de 2025. “Bajo la `remisa falsa y poco científica de que la compensación por emisiones y la venta de permisos para contaminar reducirán este calentamiento” explican en el documento presentado.

Afirmaron además, que los mercados de carbono representan una amenaza para los pueblos, la política y el planeta, y la consideran una “estrategia de #GREENWASHING”. Añaden desde la organización Red de Indígenas por el Medioambiente, que estos mercados de carbono supondrán “décadas de inacción, distracción y acaparamiento del poder y la energía por las grandes empresas”.

Agricultura familiar, biodiversidad y cambio climático

Otros de los temas en los que ha girado la cuarta jornada de la COP25 fue la cadena de valor agroalimentario. La escasez de agua, las temperaturas en ascenso, los fenómenos meteorológicos irregulares y la despoblación rural son algunas de las amenazas para las actividades agrícolas y también ganaderas, ante una sociedad que cada vez critica con mayor fuerza la producción industrial y reclama un consumo más equilibrado, sostenible y ecológico, con menor desperdicio alimentario.

La agricultura juega un papel clave ante la crisis climática dada su triple condición como víctima de unas consecuencias que amenazan su futuro, como responsable parcial por las emisiones y, al mismo tiempo, como actor fundamental para contrarrestarla por el «efecto sumidero» del cultivo. Hay consenso entre los organismos y entidades del papel de la agricultura en la lucha por el clima, pero no tanto en los datos que salen a luz sobre su influencia en el medioambiente. Atendiendo al IPCC la agricultura y ganadería es responsable del casi 23% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI), siendo más que el sector de la industria (18%) y el transporte (14%) y emitiendo menos que el sector energético (35%). Sin embargo, desde la Unión Europea se facilitan otros datos: en 2016 la agricultura emite un 11,5% de GEI (511 millones de toneladas de CO2) frente a las 1.280 millones de la energía.

Datos aparte sobre la emisión de GEI en el sector agrario, en la Cumbre del Clima, destacaban que la agricultura familiar es una pieza clave para la sostenibilidad ambiental y del sistema alimentario, por lo que «mejorar prácticas en el cuidado del suelo, del agua, sistemas de producción y otros, contribuirá a su mejor adaptación ante el cambio climático» han coincidido representantes gubernamentales, de organizaciones multilaterales y de productores del campo. En este sentido resaltaban desde el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación que hay 750.000 explotaciones agrícolas familiares, que representan el 60% del empleo en el sector agrario de España, y el futuro está en “hacerlas más productivas en una triple vertiente: ambiental, económica y social”.

Coinciden los expertos y entidades, que la agricultura familiar debe considerarse como una de las soluciones al cambio climático y como parte importante de cómo todos los sectores deben adaptarse a nuevas formas de producción, consumo y de relación con los ecosistemas.

Fuera de la COP25

Mientras en la COP25 seguían debatiendo y presentando nuevos informes sobre la realidad del planeta y del calentamiento global, fuera del recinto, también hay actividad de la mano de diversas asociaciones y colectivos.

Ecologistas en Acción, junto con otras organizaciones ecologistas internacionales, pusieron en marcha en el centro de Madrid su “Toxic Tour” de la cumbre, para denunciar el papel de las multinacionales españolas más contaminantes.

Todo ello mientras diversos colectivos de jóvenes siguen calentando motores para impulsar la gran manifestación por el clima que estará arropada por la activista Greta Thunberg. La “Marcha por el Clima” será la antesala de un programa extenso y variado organizado por la Cumbre Social por el Clima, la cumbre que se celebra en paralelo a la COP25 y que transcurrirá en diversos escenarios de Madrid desde el 07 al 13 de diciembre.

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