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UE: Gestión de residuos

El Parlamento Europeo reclama más reciclaje y menos vertidos y desperdicios de comida

Frente a la propuesta de la CE de reciclar el 65% en 2030 y reducir el vertido al 10%, la Eurocámara aboga por objetivos más ambiciosos: 70% de reciclaje y 5% de vertido.

15-03-2017

El Parlamento Europeo abordó ayer la votación de cuatro normativas sobre la gestión de residuos, principalmente los que se generan en hogares y pequeños negocios, que representan el 8% del total de la basura de la Unión Europea. Se trata de cuatro directivas centradas en la gestión de residuos, los vertederos, el empaquetado, los vehículos, las baterías y acumuladores y los residuos de equipamiento electrónico.

El porcentaje de residuos reciclados debe aumentar hasta el 70% en 2030, desde el 44% actual. Los eurodiputados también plantean limitar el porcentaje de vertidos, por su gran impacto ambiental, al 5%, y reducir a la mitad el desperdicio de alimentos en 2030.

Según datos de Eurostat, en 2014 el 44% de la basura municipal en la UE fue reciclada o destinada a compostaje. En 2004 el porcentaje se quedó en el 31% y el objetivo es alcanzar el 50% en 2020.

Cuatro áreas de actuación

Este conjunto de normas incluye cuatro directivas que buscan gestionar los residuos de forma más eficiente y eficaz. Este conjunto de normas es el primer paso hacia una economía circular, donde los productos y materiales son reciclados y re-utilizados una y otra vez, de manera que continúan generando valor.

Residuos y envases

En 2030, al menos el 70% del peso total de la denominada basura municipal (procedente de hogares y empresas) deberá ser reciclada o preparada para ser reutilizada (es decir, comprobada, limpiada o reparada), según el Parlamento. La Comisión había propusto un objetivo del 65%.

Una mejor gestión de nuestros residuos sería beneficiosa para el medio ambiente, nuestra salud e incluso podría aportar beneficios económicos, ya que algunos estudios apuntan a que los residuos podrían ser una importante fuente de ingresos. Por ejemplo, si se consiguiera recuperar el 95% de los teléfonos móviles, se generaría un ahorro en los costes de material superior a un billón de euros al año. Los residuos municipales representan el 10% del total de residuos generados en Europa y provienen principalmente de los hogares.

Entre 2004 y 2014, el total de residuos generado en la EU se redujo en un 3% en términos absolutos. Sin embargo, no hay una tendencia uniforme entre los países: mientras países como Dinamarca aumentaron substancialmente la cantidad de residuos municipales per cápita (medido en kilos), otros como España la redujeron considerablemente (probablemente debido a la crisis económica sufrida durante dicho periodo y al consecuente cambio en los hábitos de consumo).

Vertidos

El proyecto de la Comisión limita al 10% el porcentaje de residuos municipales que en 2030 podrán acabar en vertederos. Los eurodiputados quieren reducirlo al 5%, aunque con una posible extensión de cinco años, bajo ciertas condiciones, para los países en los que los vertidos representaban más del 65% de la basura municipal en 2013.

Actualmente están prohibidos en la EU los vertederos de residuos no tratados; y el porcentaje de residuos biodegradables que se pueden acumular está limitado al 35% máximo en 2016, respecto a los niveles de 1995. Sin embargo, la mayoría de países europeos cuentan con derogaciones, ya que están muy lejos de alcanzar ese objetivo. Este no es por ahora el caso de España.

Desperdicio de alimentos

En la UE, alrededor de 89 millones de toneladas de comida, equivalentes a 180 kilos por persona, acaban cada año en la basura. La Cámara aspira a reducir el desperdicio de comida en un 30% en 2025 respecto a 2014, y dejarlo en la mitad en 2030. Propone disminuir en el mismo porcentaje los deshechos marinos.

Empaquetado y tratamiento de vehículos, baterías y acumuladores, y residuos de equipamiento electrónico

Los residuos de empaquetado en la UE incluyen el cartón, papel, vidrio, plástico, madera y metal. Los eurodiputados quieren que el 80% sea reciclado en 2030, con objetivos intermedios para 2025 para cada material. El plástico y la madera ostentan los porcentajes más bajos de reciclaje en la UE, aunque hay grandes variaciones -de nuevo- por países según el tipo de material a reciclar. En el caso de España, el reciclado de plástico es aún una asignatura pendiente.

Las nuevas normas incluyen el correcto reciclaje de los vehículos, tras su vida útil (la recolección por operadores ilegales continúa siendo un problema para su total implementación -Polonia y Rumanía están en proceso judicial por ello); las baterías y acumuladores (en 2013 sólo se recuperó el 40%, el resto se incineró o se dejó en vertederos, con el riesgo que supone para la salud y el medio ambiente) y el equipamiento electrónico.

Diferencias entre países

En 2014, Austria, Bélgica, Dinamarca, Alemania, Holanda y Suecia prácticamente no mandaron residuos municipales a vertederos, mientras que Chipre, Croacia, Grecia, Letonia y Malta todavía vierten más del 75% de su basura municipal.

Aunque la gestión de desechos en la UE ha mejorado considerablemente en las últimas décadas, al menos una tercera parte de los residuos municipales todavía termina en vertederos y menos de la mitad se recicla o usa como abono, con amplias diferencias entre estados miembros.

En 2014, España solo recicló el 31% de su basura, por debajo de la media de la UE, del 44%, y acumuló en vertederos un 58% de los residuos, frente a la media comunitaria del 31%.

La transformación hacia la Economía Circular

Pasar de una economía lineal a una economía circular requiere que las tasas de reciclaje de la Unión Europea sean mayores.

El vertido de residuos es la opción más barata pero también es la más nociva para el medio ambiente y para la salud. Por eso es necesario reducirlo al máximo y promover mejores prácticas en la gestión de residuos: incinerar, reciclar, reutilizar o reparar.

Una acumulación baja de residuos en vertederos suele implicar altos niveles de reciclaje. Cuantos menos residuos vierta un país, más tiende a reciclar y, por lo tanto, más cerca está de un modelo de economía circular. Este modelo ayudará a crear puestos de trabajo en ámbitos como diseño ecológico, reutilización, reparación y recogida.

Por otro lado, aunque la incineración es mejor alternativa al vertido de residuos, una excesiva tasa de incineración puede dar lugar a menores niveles de reciclaje. Algunos países, como Finlandia y Dinamarca, tienen índices muy altos de incineración porque utilizan este método para gestionar los residuos y producir energía. Por lo tanto, esta nueva normativa podría tener impacto en las prácticas de estos países.

Simona Bonafè (S&D, Italia), responsable de la tramitación parlamentaria del paquete legislativo destacó el compromiso de la Cámara con la economía circular. Apuntó que la demanda de materias primas puede aumentar hasta un 50% en los próximos quince años y consideró que, para frenar esa tendencia, debemos adoptar un modelo de desarrollo basado en mantener los materiales y su valor en circulación.

“Reutilizar, reciclar y recuperar son ya palabras esenciales, en torno a las cuales debemos construir un nuevo paradigma para promover la sostenibilidad, la innovación y la competitividad, para que los residuos dejen de ser un problema y se conviertan en un recurso”, agregó Bonafé.

Por su parte, el eurodiputado catalán Francesc Gambús intervino en el Pleno de la Eurocámara para recalcar que “la economía circular no es simplemente la modificación de cuatro directivas relacionadas con la ecología, sino una poderosa herramienta de lucha contra el cambio climático”, y la definió como “un cambio de modelo económico y de producción”.

Gambús, que ha sido portavoz del grupo del Partido Popular Europeo en uno de los informes sobre la economía circular y presento algunas enmiendas al paquete legislativo, celebró la aprobación del mismo, que “constata que tenemos un reto planetario como el cambio climático y que nos obliga a tomar acciones urgentemente”. El objetivo, tal como dijo el europarlamentario catalán, es avanzar en la “reindustrialización de Europa, ayudar a la creación de nuevos puestos de trabajo y consolidar un crecimiento económico mucho más sostenible, de bajas emisiones y adaptado a los compromisos alcanzados en la COP 21″.El eurodiputado del Partido Popular Europeo puso como paradigma de economía circular el polígono de Bufalvent, en Manresa, que “está estableciendo unas prácticas empresariales de cooperación en la gestión de residuos que lo están convirtiendo en un polígono totalmente circular”.

170.000 Empleos directos

A través de una enmienda presentada por Gambús que fue aprobada por el Pleno, se reclaman medidas para promover el papel de las empresas de economía social en el sector de la reutilización y se reconoce la función de estas organizaciones, porque, como dijo en declaraciones posteriores, “ayudan a la reinserción de personas en el mundo laboral, a través de la recogida y reutilización de objetos y materiales”.

“No sólo esperamos construir entorno favorable para la creación de más de 170.000 empleos directos hasta 2035, sino que estos sean de calidad”, añadió.

Después de la votación, Gambús recalcó que esta transición de una economía lineal a una circular permitirá reducir “entre un 2 y un 4% las emisiones de gases de efecto invernadero” y supondrá un ahorro “para las empresas de unos 600.000 millones de euros cada año“, ya que “Europa cada año pierde unos 600 millones de toneladas de materiales que actualmente son desechados como residuos y que, sin embargo, podrían ser reciclados o reutilizados”.

Próximos pasos

Los cuatros informes aprobados ayer por el pleno fijan la posición que el Parlamento defenderá ante el Consejo. Los ministros todavía no han adoptado su posición. El Parlamento comenzará ahora a negociar los textos con el Consejo de Ministros.

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