El Hidrógeno: ¿solución energética o ilusión?
El hidrógeno es un elemento químico que lleva un tiempo postulándose a ser la energía del futuro, que nos salve cuando se acaben los combustibles fósiles... pero las cifras no dan y la sostenibilidad está cada vez más en entredicho, y los “megaproyectos” cada vez ofrecen menos garantías de futuro. En un proceso de electrificación total de la economía con el hidrógeno, al haber más pasos eléctricos para llegar al uso final resulta más ineficiente que cualquier electrificación directa. Por tanto, "todo lo que se pueda electrificar directamente se debe electrificar directamente”. De este modo se pronuncia uno de los expertos y divulgadores del hidrógeno más reconocidos, Marcos Rupérez Cerqueda en entrevista en el podcast El Pluralizable, producido por Galicia Ambiental. Marcos Rupérez es ingeniero industrial de I+D especializado en energías renovables, Máster en Pilas de Combustible y Tecnologías de Hidrógeno por la Universidad de Aalborg, Dinamarca.
El hidrógeno es una molécula combustible, un gas que se puede generar partiendo de la utilización de la electricidad. Es decir, utilizando agua, aplicarle electricidad y convertir parte de esa electricidad en un gas combustible. Lo que se hace es transformar la energía eléctrica en energía química que se puede almacenar y darle otros usos. Y, por tanto, postulada a ser una forma de utilización de las renovables, a la cual se denominó “hidrógeno verde”.
Un ejemplo es la instalación de paneles fotovoltaicos o eólicos para crear electricidad. “Esa electricidad limpia aplicarla al agua, genera hidrógeno y permite almacenar esa energía eléctrica, porque de no hacerlo, se tendría que consumir en el momento en el que se genera en un gas. Este, que tiene mayor densidad energética, se puede llevar a otros sitios, y, además, cuando combustiona no genera CO². De esta forma, conseguimos que las renovables puedan tener usos que sería difícil que tuvieran de otro modo. A partir de ahí tendríamos que ver que usos tiene este gas y que se podría hacer con él y que usos tienen sentido o no por diferentes razones”, expone Rupérez.
Hoy en día el 3% de uso de energía en el mundo ya se hace en hidrógeno gris, que viene del gas natural a través de un proceso en el que rompe la molécula del gas natural y se genera CO² en el proceso. Los principales usos que podría tener el hidrógeno son aquellos usos que requieren hidrógeno específicamente como insumo, esto es, en la industria de los fertilizantes, que utilizan amoniaco fertilizado de la industria del metanol; la industria química; y la industria de los fósiles, porque, a veces, los combustibles fósiles, para generar nuevas moléculas, requieren hidrogenarse, es decir, añadir moléculas de hidrógeno a las moléculas que provienen del cracking del petróleo.
Rupérez confirma que estos usos (por sustitución) son los que van a tener sentido con el hidrógeno verde. Este es un hidrógeno que ya consumimos y que, si queremos hacer una transición a cero emisiones, “es un hidrógeno que seguiremos consumiendo o una parte de él” y, por tanto, “si hay que descarbonizarlo, hay que hacer hidrógeno verde ya que no habría otra solución posible”.
A partir de ahí tendríamos que pensar en otros usos como los sociales en los que el hidrógeno verde podría sustituir los combustibles actuales. Ahí es cuando se empieza a cuestionar más en que usos usarlo, a lo que enuncia el experto que será "donde ya no sea necesario quemar algo". Un ejemplo de eso sería cambiar en las viviendas las calderas en las que se quema gas natural por bombas de calor, que parten de energía eléctrica. “La vasta mayoría de los usos que hoy en día soy combustible fósil y que podrían cambiarse por hidrogeno, no van a ser hidrogeno solo, sino que van a ser unos nichos muy concretos”, explica Rupérez, pues el hidrógeno necesita de otros elementos como la electricidad para funcionar.
Interés de las empresas
Marcos Rupérez fue conocedor del hidrógeno desde lo principio de su carrera, pero no pudo trabajar en esos años con él por falta de medios en las empresas, ninguna se exponía la creación de algo usándolo, ni tampoco había ningún interés en eso. Cuando empezó a trabajar con el hidrógeno, cuando acabó su máster en Pilas de Combustible y Tecnologías de Hidrógeno en 2009, pensó que habría algún interés por el tema, pero este estaba muy focalizado en la movilidad de los coches a través del hidrógeno en un programa de la empresa General Motors …algo muy diferente a lo que hay ahora. Pero esto solo duró hasta que General Motors dejó de tener interés, allá por 2011, que cerró su sección de hidrógeno. Ahora es diferente, y está más enfocado al comprado energético y de las energías renovables.
A mediados de 2020, se empezó a poner el foco por primera vez como un elemento posible y como una solución en la vía de la descarbonización. Muchos piensan que esta cuestión viene por parte de la Unión Europea, pero Marcos Rupérez está en desacuerdo con esta afirmación como profesional del sector. Él cree que este cambio más que de la UE viene de los grandes empresarios del sector privado que “dominan el mundo”, son personas que tienen una “visión global” de cómo es la sociedad y la relación de los humanos con el medioambiente y con la economía.
Añade que ya hace un tiempo que estos empresarios se dieron cuenta que el nivel de volumen de crecimiento, en base a los fósiles que tenemos hoy en día, no es posible y que había que cambiar de modelo, algo que es bastante difícil ya que no está claro que podamos vivir sin fósiles. Estos hombres quieren cambiar eso y que gran parte de las energías partan del hidrógeno, cosa que Rupérez no ve totalmente posible, por lo menos no en su totalidad sino en una pequeña porción.
Para eso, hay que comprender que “el hidrógeno no es más que una manera de electrificar la economía, que no es más que convertir consumos que hoy en día no son eléctricos o directa o indirectamente eléctricos”. De tal forma que, “como hay más pasos eléctricos para llegar al uso final es más ineficiente que cualquier electrificación directa. Por tanto, todo lo que se pueda electrificar directamente se debe electrificar directamente, no solo en términos del hidrógeno sino también en otros por ejemplo las bombas de calor de las que hablábamos anteriormente”, expone Rupérez. Y añade, “la clave es que entre hidrógeno donde otras formas de dar energía no puedan llegar, porque es una realidad que queramos o no va a suceder”.
Según explicó, el dinero público viene motivado por los lobbies gasistas que quieren seguir manteniéndose y apuesta por el hidrógeno, metiéndolo en el negocio del gas natural para seguir haciendo dinero y mantener el negocio, aunque sea más ineficiente. De esta forma, Europa se lucra de un lobby que dice hacia donde quiere seguir creciendo, un lobby muy grande de un gigante como son los gasistas que no quieren morir y que con la transición energética están condenados a morir. Tal y como aclara, el principal lobby que quiere el hidrógeno son los gasistas más que las petroleras, porque las empresas de los países que son, bien comercializadoras bien las propietarias de la red de gas, las que están en el comprado del gas natural, van a ver decreciendo su negocio o desaparecer. Si a la mayor parte del uso final que se le da al gas natural que es en calderas, normalmente en viviendas o en industrias, van a pasar a ser bombas de calor, pues la red de gas natural ve verse empequeñecida, en contra parte de la red eléctrica que va verse engrandecida.
Europa, en los últimos cuatro años, realizó un desembarco de fondos públicos, una elaboración ingente de planes y normativas relacionadas con la transición energética, lo que hizo que sea una situación un tanto tensa. De pronto venimos una gran apuesta por esta “energía” o “forma de gestionar nuestras necesidades y soluciones energéticas”, cuando realmente lo que se hizo es poner en manos de quien ya tenía otras energías en sus manos el desarrollo de esta. Es decir, que se creó en base a subvención no en base a una “apetencia real” por esta línea de trabajo.
El problema es que, desde el punto de vista de Rupérez, “el hidrógeno se entendió mal” porque se entendió como uno “vamos a coger y a generar hidrógeno y luego ya veremos para que se usa”, lo cual era lógico pensarlo con los fósiles que era sacarlos del suelo, pero el hidrógeno es al revés, es una herramienta”. El que hay que ver es que cosas queremos hacer como sociedad y vamos a ver como montar la logística energética para hacerlo posible, no al revés.
H2Med
El H2Med es el primer corredor de hidrógeno verde de la UE que haría posible el transporte desde España de 2 millones de toneladas al año. Esto está expuesto para intercambiarlo con países como Francia, lo cual recordemos que diverge tanto en políticas como en intereses con España. Rupérez, no lo ve cómo algo posible ya que “por el momento no hay nada que intercambiar, porque sería cambiar expectativa por expectativa”. No entiende que el gobierno se exponga exportar un gas que hoy en día aún no existe en la sociedad. “Hicimos un plan en el que el hidrógeno en España va a ser no sé cuántos gigavatios y como suponemos eso ya suponemos que habrá excedente con el que poder comerciar”, por lo que se estarían gastando el dinero por una especulación.
Por el momento, piensa que hay que buscar un uso del hidrógeno racional, coherente, de cercanías, eficiente en los usos primordiales y en los que acerque más valor, y luego ya veremos, que esto puede ser dentro de 20 años si es que esto ya lleva y se puede comerciar. “Queremos correr porque se nos echa enzima el cambio climático y le nos están acabando los combustibles fósiles, pero la tecnología lleva sus pasos y aun no hicimos los deberes”, declara. Habría que entender también que igual tecnológicamente no es posible mantener el nivel de malgaste energético que hacemos ahora.
¿Qué es lo que nos espera en 5 años?
Dentro de unos cinco años concluye el período que nos conduce hasta los objetivos de la Agenda 2030 en el que se supone que esos objetivos, que ahora están marcha, deben estar cumplidos. En apenas 5 años da la impresión de que recorremos muchísimo camino cuando probablemente no es tan cierto como pudiera parecer, cosa que Rupérez los confirmó. Según expuso, “mediáticamente da aparentemente la sensación de que avanzamos mucho en el camino renovable, es una sensación mediática, no la realidad”.
“El 80% de la energía que consumimos en España no es ni siquiera eléctrica, y el único que estamos haciendo es incrementar mucho el porcentaje de energía renovable eléctrica hasta un porcentaje del 40-50% más o menos, que en realidad sería el 50 del 20, con el cuál es el 10% de todas. Estamos a años luz, y avanzaríamos un 3% nos últimos 5 años”.
Según su análisis de la situación, en los próximos 5 años vamos a dar cuenta de esto y lo que viene va a ser terrible, porque “nos contaron que la transición energética va a ser fácil, barata y vamos a mantener nuestro mismo modo de vida y nivel de consumo, y solo vamos a cambiar la energía primaria por renovables”. Aclara que la primera tarea se simplificó al incorporar más fuentes de energía renovable a la red, pero estas son intermitentes y no gestionables. La estabilidad de la red se debe a los fósiles y a las cargas rodantes, que generan la frecuencia de la red.
Además, la energía renovable se vio afectada por la preocupación de otros por garantizar la disponibilidad constante de electricidad. Y el problema es que los empresarios energéticos solo usan la red de manera oportunista y la colocan cuándo hay sol o viento, lo que hace que las renovables sean económicas. “Pero la oportunidad se acabó, a las horas solares en España la electricidad se fue la cero. Y la gente se enteró de que se acabó, por eso el interés en el hidrógeno, porque se están buscando otras formas de continuar con el desarrollo de renovables, pero otras formas que van a ser mucho más caras”, admite.
La inflación en el campo energético se debe a la falta de combustibles fósiles en el sector y que, en los próximos cinco años, nos daremos cuenta de que el plan que implementamos debe ser sustituido por otro debido a la urgencia del relevo por razones ambientales de los combustibles fósiles, y la necesidad de alejarlos de nuestra sociedad. El interés desmedido por el hidrógeno solo es un síntoma de que también con el hidrogeno vamos a dar cuenta de que tampoco va a cumplir con la expectativa, de que no va a poder hacer la función que le asignamos sino otra, pero capaz de satisfacer solo un pequeño trozo del pastel.